El abandono que revela un complejo de esculturas instaladas en el acceso sur de Monteros genera preocupación en vecinos de esa ciudad. Se trata de un Cristo tallado en madera, una escultura de cemento que representa la Justicia, otra la libertad y una última al trabajador zafrero. Las obras, desplegadas en la plazoleta Nuestro Señor de la Salud, presentan severos deterioros a causa de la falta de mantenimiento y el vandalismo. Un brazo del Cristo terminó cercenado al podrirse la madera, al igual que otras extremidades. En general la imagen se desarma paulatinamente al permanecer a la intemperie. Las de cemento también se exhiben con roturas y descoloridas por el largo tiempo sin cuidado.

La situación fue hecha pública en su cuenta de Facebook por el profesor Carlos Arquez (intendente durante 1999-2003) y rápidamente comenzó a ser compartida y a generar lamentos y reclamos de solución. “Miren cómo se trata en mi amado Monteros a Nuestro Señor Jesús, la justicia, la libertad y al trabajador zafrero. Perfecta síntesis de nuestra decadencia. Los invito a recuperar el faro que alguna vez fuimos” expuso, acompañando fotos de los trabajos deteriorados. La escultura que tiene los mayores daños y la que más afecta el sentimiento de la gente por su impronta sagrada, es el Cristo tallado en madera de eucalipto por el escultor chileno Luis Sissara en 2002. Y fue precisamente Arquez quien, durante su gestión al frente de la intendencia de esa ciudad, el que encargó el trabajo. “Se lo hizo con los restos de un eucalipto que estaba en la escuela Ibatín y que debió ser derribado ante la amenaza que representaba para el edificio y los chicos” explicó a LA GACETA el ex jefe comunal. “Sassi hizo otra veintena de Cristos en Argentina y dijo que en compensación por la mala actitud que tuvo el gobierno de su país de apoyar a Inglaterra durante la guerra de Malvinas. Logramos que una la hiciera aquí” precisó.

El trabajo concluido permaneció durante un largo tiempo protegido en el Complejo Municipal hasta que en el 2008 el ex intendente Alberto Olea lo ubicó en el acceso sur. Ahí ya estaban las esculturas de cemento que simbolizan la justicia, la libertad y el obrero zafrero. Fueron instaladas a principio de 1991 por el entonces intendente Enrique Pedicone. Olea transformó la zona, ubicada a unos 300 metros al norte del río Pueblo Viejo, en una plazoleta que, por pedido de la Iglesia, bautizó Nuestro Señor de la Salud. Ahí iluminó e instaló asientos de cemento que también fueron víctimas del vandalismo. “El Cristo, de unos seis metros de extensión, fue colocado medio inclinado y al pie de la cruz para representar el momento posterior a su muerte. Y también porque se temía que, ante su peso importante, se desplomara con el tiempo” contó Olea.

Fiestas y asados

Según vecinos próximos al lugar, el sitio abandonado se convirtió en lugar de encuentros de jóvenes que van al lugar a hacer asados y beber. Serían los responsables también de la destrucción de los asientos de cemento. “Hay restos del fuego que hicieron al pie del Cristo. Si hasta la madera seca y deteriorada de la imagen la utilizaron los changos para hacer fuego. La policía hace un tiempo logró persuadirlos a que dejen de instalarse ahí. Ahora lo hacen a la orilla del río y durante las noches”, contó un lugareño que, por temor a represalias, solo se identificó como Mario. El intendente Francisco Serra reconoció el abandono en que se encuentra la zona y adelantó que tiene previsto trabajos de revalorización de la plazoleta. El funcionario fue breve al referirse al tema y dijo preferir evitar entrar en polémica con Arquez. Olea, sin embargo, avanzó sobre el docente y empresario para advertir que este mantuvo al Cristo abandonado en el Complejo Municipal durante cinco años hasta que él lo rescató e instaló donde ahora está. Sugirió interés político. “Durante mi gestión le hicimos mantenimiento a pesar de que el eucalipto es una madera muy frágil para ese tipo de obra y expuesta a un rápido deterioro” remató.